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11 febrero 2021
Posteado en : Opinión
El proyecto de cooperación SENSEC-UE lleva 3 años trabajando para mejorar la eficiencia, la efectividad y la rendición de cuentas de los servicios de seguridad interior de Senegal. Para ello muchas personas han aportado su valía profesional, una de ellas es Nuria Roncero, experta principal del componente de control y vigilancia de fronteras que nos cuenta su experiencia personal en este proyecto.
Todo viaje a lo desconocido comienza con una mezcla de sentimientos. La incertidumbre que forma parte habitualmente de nuestra vida se vuelve más clara y patente. Son las mismas sensaciones que uno tiene cuando comienza unas vacaciones hacía un país lejano y desconocido. En este caso hay que añadirle la responsabilidad profesional que te envuelve cuando vas a comenzar un nuevo proyecto. Llena de emoción, porque amo mi trabajo; soy muy afortunada.
Así comenzó mi viaje a África, con una maleta llena de muchos años de experiencia profesional y vivencias personales y preparada para tomar las riendas de unos quehaceres hasta ahora desconocidos en cuanto a la forma, sobre seguridad y gestión de fronteras.
No se trataba de un abandono de mi zona de confort, era toda una autopropulsión.
Tras un viaje en el que mi mirada de curiosidad hacia lo diferente se mezclaba con la mirada de lo diferente hacia mí, llegué a mi destino, Dakar, con los ojos cerrados porque la oscuridad a las dos de la mañana lo envolvía todo. Las primeras semanas de bombardeo de información se siguieron por otras más caóticas de cierre de fronteras por la COVID, que en aquel momento nacía en nuestro país y en el resto del planeta. Todos los continentes se vieron afectados.
No fue fácil. No lo fue para nadie y para mí, tampoco.
África tiene otro ritmo, otros olores, otros colores y otros sabores diferentes a lo que yo conocía.
Tienes que bucear dentro de todo ello para comprender el funcionamiento diario de un país que muestra de forma cotidiana una sonrisa a pesar de todas las calamidades y pobreza. Las relaciones interpersonales tienen también sus propios códigos, como el hecho de que algún guapo y fornido senegalés te pregunte por la familia nada más conocerte. Un café con otro miembro femenino del equipo de trabajo me clarificó el asunto. Es típico antes de proponerte una cita, averiguar tu situación sentimental, tu descendencia o no u otro tipo de relación personal. A esa pregunta se responde nombrando a los miembros de la familia o bien lo que uno considere en ese momento, abriendo o cerrando la puerta a interacciones más intensas.
Poco a poco fui conociendo a toda la gente que formaba parte de este proyecto, Policía, Gendarmería, Aduanas, administrativos de todos los Ministerios, personal de todas las partes del mundo que se encuentran trabajando en y para este país, compañeros españoles desplazados aquí por una u otra razón y que te brindan todo su apoyo.
Y así, tejiendo relaciones profesionales y personales, apoyada por el equipo técnico desde Madrid, fuimos creando puestos fronterizos en lugares estratégicos, comisarías para luchar contra la inmigración irregular y la trata de personas, tan necesario para ellos como para nosotros, hangares para aeronaves policiales, destacamentos fluviales para luchar contra todo tipo de tráficos ilícitos, creando de la nada manuales para perennizar todas las formaciones que hemos dado a más de 400 policías, gendarmes y aduaneros.
Hemos formado pilotos de aviones ultraligeros y drones y les hemos enseñado a navegar y vigilar con nuevas embarcaciones la zona de los “mangroves de Sine Saloum”, zona de especial belleza, donde existe todo tipo de piratería que uno pueda imaginar. Hemos contribuido con mucho esfuerzo a que haya un poquito más de seguridad en un país donde la palabra “téranga”, el espíritu de la hospitalidad es su seña de identidad.
Y después de un año de duro trabajo, habiendo dejado atrás las sensaciones iniciales de miedo e incertidumbre, en breve cogeré de nuevo un avión sin retorno por el momento, dejando en este país mucha de mi experiencia profesional y muchos sentimientos. Puedo asegurar que me llevo la maleta cargada de vivencias irrepetibles. He tardado todo este tiempo en conocer la verdadera esencia de África y estoy convencida de que todavía me queda mucho por descubrir y muchos códigos por descifrar.
Pero eso será para el próximo viaje a Senegal.
Nuria Roncero, experta principal del componente de control y vigilancia de fronteras del proyecto SENSEC-UE