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05 junio 2022
Posteado en : Entrevista
Los pueblos indígenas ocupan el 22% del territorio planetario y su papel es imprescindible para el mantenimiento de la diversidad cultural y la biodiversidad, según apunta la UNESCO.
La naturaleza gestionada por estas comunidades está disminuyendo con menos rapidez que en otras zonas, puesto que realizan una labor de protección del medioambiente a largo plazo a través de un uso sostenible de la gestión y gobernanza de la biodiversidad. Sin embargo, son los más afectados por los efectos del cambio climático.
Las tierras que gestionan representan el 28% del carbono almacenado en los bosques a nivel mundial. Anualmente, secuestran una cantidad de CO2 equivalente, de media, al 30% de los objetivos de Brasil, Colombia, México y Perú para 2030. Estos países almacenan el 28% del carbono mundial, pero solo representan el 5,1% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) alerta de la pérdida de ecosistemas y de la disminución de producción de alimentos y de acceso a los mismos, lo que ha producido un incremento de la malnutrición y ha afectado gravemente a la economía de estas comunidades indígenas.Las políticas climáticas han ignorado tradicionalmente los conocimientos y saberes ancestrales de los indígenas y, por ello, en la COP26 de Glasgow 141 gobiernos se comprometieron a reconocer los derechos de estas comunidades y sus tierras como elemento fundamental para terminar con la deforestación para el 2030. Ahora Perú estrena una Plataforma de Pueblos Indígenas para enfrentar el cambio climático.
Se convierte así en un país pionero en el reconocimiento de los saberes y prácticas indígenas que contribuyen a la gestión integral del cambio climático, conforme a lo establecido en el Acuerdo de París.
La FIIAPP apoya esta Plataforma
Hablamos con Teresa Aguilar y Álvaro Ovejas, Técnicos de Proyectos en el programa europeo Euroclima+, coliderado por la FIIAPP, que ha apoyado la formación de esta Plataforma. Nos cuentan los retos en la puesta en marcha de esta propuesta y los grandes beneficios que aporta. Un espacio en el que confluyen por primera vez los Ministerios de Cultura y Ambiente de Perú con los pueblos indígenas del país.
¿Cómo nace la Plataforma de Pueblos Indígenas de Perú para enfrentar el cambio climático?
Teresa: Esta Plataforma nace de la propia demanda del pueblo indígena y aúna a las siete organizaciones indígenas registradas y legalizadas del país. Es un hito en el continente latino porque reúne a pueblos indígenas de diferente casuística, de diferente índole étnica y procedencia.Álvaro: Desde la Plataforma se da voz al pueblo indígena en instancias de gobernanza climática, como la Comisión Nacional. Además, Perú es ratificador del Convenio 169 de la OIT, que establece la obligación de consultar a los pueblos indígenas en todas las medidas políticas y jurídicas que sean capaces de afectarles directamente.
¿Cuáles han sido los principales retos a la hora de poner en marcha esta plataforma?Teresa: El primer reto ha sido el lingüístico. Los diferentes pueblos indígenas no pueden entenderse entre ellos, porque no todo el mundo habla castellano, solamente los dirigentes políticos. Ellos hablan cinco lenguas originarias como el quechua, el aymara, shipibo o awajún. También nos hemos encontrado con el reto territorial. No es fácil desplazarse en un país como Perú y son pueblos que tampoco tienen acceso a la digitalización.
¿De qué manera afecta más el cambio climático a las mujeres indígenas?
Teresa: La población indígena, por su origen, es población rural y sus medios de vida dependen de los recursos naturales. Por lo tanto, el cambio climático afecta directamente a su actividad económica.
El impacto del cambio climático se agrava y es más desproporcional en las mujeres, ya de por sí discriminadas y vulneradas. Son ellas las encargadas socialmente de la salud alimentaria, del hogar y, al vivir en entornos rurales, sus medios de vida se basan en la pesca, la ganadería, la agricultura o la gestión agroforestal. El impacto del cambio climático degrada su economía, e incluso estamos viendo ya migraciones climáticas ante desastres ambientales producidos por el cambio climático.
¿Cuál ha sido el papel del programa europeo Euroclima y la FIIAPP en la construcción de la Plataforma?
Álvaro: Euroclima ha estado involucrado desde el comienzo de este proceso. Comenzó con la consulta previa que se realizó a los pueblos indígenas sobre la Ley Marco de Cambio Climático, en la que se acordó, entre otras disposiciones, la creación de esta Plataforma. Es a la hora de desarrollar la Ley Marco de Cambio Climático cuando se inicia una colaboración directa entre Euroclima y el Ministerio de Ambiente de Perú.
Por un lado, hemos apoyado el desarrollo de diálogos entre el Ministerio de Ambiente de Perú y las organizaciones nacionales. Y, por otro lado, hemos respaldado el proceso de la creación de todo el marco jurídico normativo e institucional que da encaje a la Plataforma.
¿Por qué a los pueblos indígenas se les conoce como guardianes de la diversidad?
Álvaro: El modo de vida que tienen los pueblos indígenas no solamente es muy rural, sino que no precisa de la misma infraestructura que se usa en las ciudades. Su rutina se adapta mucho más al entorno.
Teresa: Yo creo que los guardianes de la naturaleza son indudablemente las poblaciones que originalmente se han criado y han vivido en ella. Es su ecosistema y lo conocen a la perfección, es lo que se llama el saber ancestral.
Las grandes extensiones de Latinoamérica están ocupadas muchas veces por grandes plantaciones que no están destinadas al alimento, sino al desarrollo económico de entidades privadas. Los pueblos indígenas viven directamente del territorio y, por tanto, esa actividad les afecta directamente.
¿Es esta iniciativa en Perú un referente para otros países de América Latina?
Teresa: Perú es ahora un país que otros admiran. Hay países que podrían replicarlo porque la experiencia peruana es escalable. Toda Latinoamérica tiene población indígena, pero hace falta voluntad política. Todo depende de la naturaleza del país y de cómo esa figura indígena es recibida por los gobiernos.
También se habla de asociaciones indígenas a nivel regional, como por ejemplo las amazónicas. La Cuenca Amazónica tiene mucho valor a nivel forestal y medioambiental, es el pulmón del planeta y toca varios países. Por ello, ya no estaríamos hablando de una plataforma a nivel nacional, sino transnacional. Cuando hablas con asociaciones indígenas regionales, su sueño es que exista una plataforma que los aúne a nivel regional.
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15 febrero 2018
Posteado en : Reportaje
Las ciudades se convierten en lugares prioritarios desde los que luchar contra el cambio climático. En América Latina, Euroclima+ apoya las políticas de mitigación para la reducción de emisiones
Cuando los niveles de contaminación aumentan, el transporte público es gratis en París. Y solo los vehículos “limpios” pueden acceder a la ciudad. En Bruselas, se da prioridad a las bicis, como en Copenhague. O se limita la velocidad, como en Madrid. Mientras que Londres, Oslo y Estocolmo recurren a los peajes para restringir el tráfico.
Controlar la circulación y el estacionamiento, fomentar el coche compartido y el transporte público o los premios a los coches ecológicos son algunas de las medidas tomadas en el sector del transporte para reducir la contaminación atmosférica urbana. Uno de los efectos del cambio climático más visibles en las ciudades de todo el mundo.
Fuera de Europa, Tokio controla la polución a tiempo real, con índices que se pueden consultar online. Controles en la calle, multas y listados de infractores son otras de las medidas en uno de los lugares más poblados del mundo.
Y es que la mayoría de la población mundial vive en las ciudades. Lo que hace necesario adoptar una perspectiva urbana del cambio climático, pues se calcula que el 70% de la población será urbana en 2050. Cuando los usos asociados al entramado de las ciudades producen más del 70% de las emisiones de CO2.
Contaminación atmosférica, cambio climático y salud
Este artículo plantea la reflexión sobre si somos conscientes de lo que significa la contaminación atmosférica urbana. Si somos conscientes de que la mala calidad del aire afecta a nuestra salud. Y de si somos conscientes de que provoca miles de muertes prematuras al año. Y aporta datos: 1.032.833 muertes al año en China, 621.138 en India, 54.507 en Ucrania, 32.668 en Turquía, 26.241 en Brasil, 26.160 en Alemania o 16.798 en México.
El programa Euroclima+, financiado por la Unión Europea para hacer frente al cambio climático en América Latina, apoya el desarrollo de políticas de mitigación relacionadas directamente con la reducción de gases de efecto invernadero y otras emisiones.
Planes específicos con este objetivo se desarrollan en los sectores industriales y del transporte. Pues el aumento demográfico hace que los patrones de producción y consumo choquen con los recursos limitados. Según la huella ecológica, si no se toman medidas, en 2030 será necesario el equivalente a dos planetas Tierra para cubrir nuestras necesidades.
Con presencia en 18 países latinoamericanos, el programa trabaja en conformidad con la convención de las Naciones Unidas sobre cambio climático y según las necesidades de una región que acoge a algunas de esas ciudades en expansión.
El cambio climático en los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Otra de las tareas de Euroclima+, cuyo componente de gobernanza climática lidera la FIIAPP, es la evaluación de esas políticas climáticas, que permite redefinir o rediseñar las acciones en el marco de acuerdos o el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Un total de 17 metas que establecieron en 2015 varios líderes mundiales por un mundo mejor en 2030. Y que, en resumen, persiguen “acabar con la pobreza, luchar contra la desigualdad y parar el cambio climático”.
Entre ellos, el número 11 hace referencia a las “ciudades sostenibles” – con un apartado de “impactos medioambientales” – y el número 13 se centra en la acción contra el cambio climático. Pero ¿cómo se está avanzando al respecto?
La Unión Europea estudia el progreso en torno a estos objetivos. En su último documento (Sustainable development in the European Union, 2017) determina que la concentración de población e industria sigue siendo un riesgo para la calidad del aire. A pesar de los avances, los niveles de contaminación atmosférica continúan estando por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, como parte de su estrategia para 2020, la UE estableció el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20%, en comparación con 1990. Para 2015, la meta ya se había superado, con una reducción del 22%.
Las ciudades también se comprometen
En este contexto, las ciudades son conscientes de su necesario protagonismo. Y así lo reivindicaron en la última Cumbre del Clima de la ONU (COP23), celebrada en Bonn en noviembre de 2017 y en la que reclamaron más herramientas para combatir el cambio climático.
En concreto, se abordó la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y su fin último: frenar el calentamiento global. El objetivo sigue siendo que las temperaturas terrestres no aumenten más de 2º C para 2050. Para lo que es necesario que las emisiones se reduzcan un 80%.
A ese encuentro también asistió Euroclima+ , reuniéndose con varios ministros de los países de la región para dar seguimiento a los objetivos a los que ya se comprometieron dentro del Acuerdo de París (COP21), y para reforzar el diálogo en torno a las políticas climáticas.
Muchas de las urbes que se dieron cita en Bonn pertenecen también a la red C40, que reúne a más de 90 ciudades para luchar contra el impacto climático a través del trabajo común. Entre los objetivos principales, “reducir los gases de efecto invernadero e incrementar la salud y el bienestar de los ciudadanos”.
Solo esta red representa a “más de 650 millones de personas y un cuarto de la economía mundial”, lo que vuelve a convertir a las ciudades en el lugar prioritario a la hora de abordar este problema.
Un ejemplo de este compromiso se refleja en el breve documental difundido por la red sobre el trabajo de 6 ciudades: Bogotá, Ciudad del Cabo, Nueva York, Paris, Portland y Seúl.
Y es que al final, el siguiente paso es que nosotros, como personas individuales, también tomemos conciencia de que estas medidas no pretenden hacernos la vida más difícil. Al revés, nos permitirán vivir en un futuro.
El truco está en cambiar algunos hábitos, con pequeños gestos, por insignificantes que parezcan. Más de 7.000 millones de pequeños gestos vencen al cambio climático.