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03 julio 2015
Posteado en : Entrevista
La estudiante Kelly Ramos cuenta su experiencia en cooperación asesorando en materia fiscal a sus compatriotas bolivianos.
A veces, la vida te brinda oportunidades que dependen de uno mismo tomarlas y asumir las responsabilidades o no. Una de estas oportunidades fue el NAF*. ¿Quién imaginaria que sería parte de algo nuevo? A lo mejor nadie. Quizá al inicio nos atemorizó el proceso de selección, en donde muchos se quedaron. ¿Tuvimos suerte? Hmmm no lo creo, bueno en mi caso creo que sí, pero también fue cuestión de perseverancia, mucho estudio y sobre todo esa necesidad de formar parte de algo.
Dicen que no es fácil iniciar algo, y por supuesto no lo es, más aun cuando no estás acostumbrada a socializar con otras personas. No me refiero a que yo sea una persona que no socialice con otros, sino que es muy diferente hablar con tus amig@s porque, claro, ellos ya te conocen y si te equivocas ellos entre burla y burla te harán conocer tu falla, pero tratar de socializar con el contribuyente al inicio es ¡horrible! Me temblaban las piernas. Pensaba: ¿y si me equivoco? ¿Qué hare? ¿Y si me voy? Lo sé, es algo inmaduro para mi edad y mucho más para alguien que cursa el último año de la Universidad, pero tenía miedo. Y entonces llegó el primer contribuyente. Fue una señora de cabello negro muy amable, un amor de persona y ahí entendí que mi miedo era un tanto injustificado ya que vi que no todos los contribuyentes son unos ogros (sin ofender).
Luego nos tocó hacer una “feria tributaria” para la inauguración del NAF. Tuvimos que armar las carpas para la feria una noche antes ¡Qué flojera! Pero era para nosotros, así que ¡a trabajar se dijo! Ahí comprendimos dos cosas: uno que no era fácil armar una carpa y dos que una feria es trabajo de equipo. Al día siguiente todos los integrantes del NAF estábamos nerviosísimos y, claro, súper cansados, pero valió la pena el sacrificio porque la feria salió a pedir de boca. Decenas de personas interrumpían su paso para ver la feria y otras buscando información, preguntando los horarios de atención del NAF. Esto era, simplemente, una gran satisfacción para todos nosotros. Finalmente, se inauguró la primera oficina del NAF en Bolivia, en la ciudad de El Alto. ¡Qué alegría! Nuestro trabajo ya estaba dando sus primeros frutos.
¡Por fin en nuestra oficina! Bueno, la oficina que la Universidad nos prestó, pero como si fuera nuestra. Teníamos que poner en práctica todo lo aprendido. Al inicio había días en los cuales se atendía a unos cuatro contribuyentes más o menos, otros días no había ni un solo contribuyente ¿Que si eso es frustrante? Pues sí lo es, y mucho. Aunque ya para nuestro primer mes teníamos aproximadamente 100 atenciones a distintos contribuyentes, creíamos que era poco y que no estábamos siendo eficientes y personalmente me sentía decepcionada conmigo misma.
Pero ahora sabemos que para empezar 100 es un buen número y que no debemos sentirnos frustrados ni decepcionados porque estamos dando todo lo mejor de nosotros día a día, somos nuevos, las personas aún no nos conocen, pero con el tiempo todos hablarán del NAF.
No quiero cambiar y ayudar sola al mundo, ni a mi país y tampoco a esta ciudad, quiero cambiar y ayudar a esa persona que vienen al NAF porque sé que ayudando a esa persona, ésta ayudará a otra y esta otra ayudara a otra y así todos juntos podremos hacer un lugar mejor para vivir. Alguien dijo alguna vez que todo cambio empieza de pequeño.
Mi tiempo en el NAF ya está terminando, el tiempo pasó volando cuanto quisiera quedarme más tiempo, pero hay que dar espacio a nuevas personas.
No somos unos genios en la materia y cometemos errores como cualquier otro, pero mientras que ayudemos a las personas que necesiten ayuda contable y fiscal siempre seremos parte del NAF.
*Sobre los NAF: Los Núcleos de Apoyo Fiscal, conocidos como NAF, son una iniciativa de responsabilidad social universitaria impulsada por la Administración tributaria de Brasil, la Receita Federal. A través de los NAF, los estudiantes de las carreras de contabilidad y finanzas, capacitados previamente por la administración tributaria, asesoran de manera gratuita a personas físicas y jurídicas de baja renta en cuestiones tributarias básicas. Los NAF están presentes en 50 universidades de Brasil, y con el respaldo de EUROsociAL, programa de cooperación de la Unión Europea, se han trasladado a 66 universidades de América Latina: México, Costa Rica, Honduras, Ecuador, Chile, Bolivia y Guatemala.