• 19 diciembre 2019

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    Posteado en : Opinión

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    Más ambición a partir de la COP25

    Alma Martín, técnica de apoyo en el proyecto de Intercambio de experiencias UE-Cuba para la promoción de las fuentes renovables de energía y la eficiencia energética, medita sobre la participación del proyecto en la COP25 y los resultados de la cumbre

    La Cumbre Mundial del Clima COP25 esperaba acuerdos más ambiciosos sobre neutralidad del cambio climático para 2050. El nivel frenético de discusiones y negociaciones de los casi 200 países participantes en la Cumbre no cesó hasta el último momento buscando un consenso, sin embargo, el mercado de emisiones de CO2 y otros temas relevantes se pospusieron hasta la COP26 de Glasgow, prevista para noviembre de 2020.

    Durante dos semanas, representantes de Estados, organismos internacionales, instituciones y sociedad civil han mostrado cifras que no dejan lugar a dudas de la urgencia de tomar medidas: 13.000.000 toneladas de plástico llegan a los océanos anualmente, la acidificación creciente de los mares afecta a la pesca y repercute en la seguridad alimentaria, tres cuartas partes del planeta están amenazadas, más de un millón de especies corren riesgo de desaparecer, los gases de efecto invernadero han batido un nuevo récord, en los próximos 50 años habrá entre 250 y 1.000 millones refugiados medioambientales obligados a abandonar sus hogares. Es cierto: los datos abruman y se necesitan compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar el aumento de temperatura superior a 1’5 grados.

    Imagen de la zona verde en la COP25

    Sin embargo, la COP25 no quiso quedarse solo en la alarma y emergencia medioambiental, tratando de ofrecer espacios de concienciación, sensibilización y diálogo, abordando el tema medioambiental desde todas las disciplinas: biodiversidad, género, migraciones, urbanismo, industria, finanzas, desarrollo tecnológico, etc. Una amplia variedad de temas para que todas y todos, especialistas y público general, pudieran conocer la situación actual sin caer en el dramatismo y pesimismo, porque todavía es posible actuar.

    En este sentido, la FIIAPP colaboró estrechamente con el gabinete de la Alta Comisionada para la Agenda 2030, Cristina Gallach, apoyando la organización de la COP y promoviendo diferentes actividades, como el panel «Transición energética y oportunidades de inversión económica en Cuba» de la mano de la coordinadora del proyecto Maite Jaramillo, Felice Zaccheo (jefe de la Unidad de Programas regionales para América Latina y el Caribe en la Comisión Europea), Marlenis Águila (directora de energías renovables del Ministerio de Energía y Minas de Cuba), Elaine Moreno (directora general de la Oficina Nacional de Energía en Cuba, la ONURE), Ramsés Montes (director de política energética de la ONURE-Cuba) y Eric Sicart (Fira Barcelona). Dicha actividad se enmarca en el proyecto de Intercambio de experiencias UE-Cuba para la promoción de las fuentes renovables de energía y la eficiencia energética que financia la Unión Europea y gestiona la FIIAPP. En dicho acto, se presentaron los principales elementos del programa y los retos y oportunidades de Cuba para el desarrollo de las fuentes renovables y el uso eficiente de la energía.

    Los países isleños sufren de forma muy directa las consecuencias del cambio climático y son conscientes de la fuerte vinculación que existe entre la protección del medio ambiente y el desarrollo económico y social sostenible. En este sentido, la delegación cubana formada por especialistas del MINEM y la ONURE invitados a la COP dieron a conocer, a través del panel, la política ambiciosa del país de reducir sustancialmente en 2030 el uso de hidrocarburos y las emisiones de dióxido de carbono a través de un aumento progresivo de las fuentes de energía renovables y elevar su participación en la matriz de generación de energía eléctrica.

    Más allá de la COP, la comunidad internacional ha empezado a dar pasos hacia la transición ecológica, pero el reto es hacerlo a tiempo y de forma equitativa y justa, evitando ahondar las desigualdades ya existentes. La responsabilidad del cambio exige políticas públicas de Estados, organismos internacionales y regionales, hacia la descarbonización de la economía, adaptando el sistema actual a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y a la Agenda 2030.

    A pesar de que los acuerdos de la COP no hayan sido los previstos, si algo ha quedado patente estos días es el interés de la sociedad española por reforzar la acción climática y avanzar en la neutralidad de las emisiones de CO2. Es tiempo de actuar y de buscar soluciones conjuntas.