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12 marzo 2020
Posteado en : Entrevista
Entrevistamos a Diana Achard, asesora superior de la Policía Comunitaria en el Proyecto de apoyo a la reforma de la policía de Myanmar, MYPOL
Diana Achard es una de las tres mujeres con mayor rango en la Policía de Myanmar y trabaja en el proyecto Apoyo a la Reforma de la Policía de Myanmar. El proyecto está gestionado por la FIIAPP y financiado por la Unión Europea.
Achard se unió a la academia de policía en 1984 y fue asignada a la policía de Taunggy en 1985, antes de trasladarse al área de narcóticos. Allí, Achard estaba a cargo del trabajo doméstico y administrativo, pero rápidamente asumió tareas como agente encubierta.
En 1994 fue transferida al sur de Shan, a un área conocida como ‘triángulo dorado’ debido al tráfico de drogas. Durante esta etapa fue nombrada líder del equipo de narcóticos para el sur de Shan.
En 2008, fue ascendida a capitán gracias a su excelente historial y a grandes incautaciones de drogas realizadas bajo su mando. Durante este año se unió al equipo de investigación de narcóticos y financieros de Yangon (NTI). En el NTI colaboró con todas las agencias bilaterales (Australian, ASEAN, India) en el intercambio de información y participó en grandes operaciones.
Ya en 2012, Achard fue ascendida gracias a un impresionante historial de incautaciones y fue trasladada a la División de Relaciones Internacionales dentro de la División de Estupefacientes.
En 2017 fue nombrada teniente coronel y se trasladó a la División de Delitos Transnacionales (DTOC, sede en Napyitaw), una unidad que incluye 110 subdepartamentos, entre ellos, narcóticos, delitos cibernéticos, trata de personas, delitos ambientales y parte del departamento de investigación criminal.
Achard representó a las Fuerzas Policiales de Myanmar (MPF, por sus siglas en inglés) y a Myanmar en todos los asuntos relacionados con los narcóticos.
¿Cómo era ser mujer al principio?
Casi desde el principio tuve que asumir tareas de agente encubierta y el manejo de informaciones y confidentes ya que solo éramos dos mujeres en la unidad. Cuando salí del MPF en 2018, en la División de Delitos Transnacionales (DTOC) había 12 mujeres, pero principalmente asignadas a tareas de administración y secretaría.
¿Se ha enfrentado a desafíos y obstáculos para ser reconocida por su trabajo?
Para cada oficial de policía, la promoción es difícil de lograr, pero es especialmente difícil para las mujeres oficiales. Yo estuve siete años como teniente a pesar de haber hecho grandes incautaciones de drogas porque era mujer.
¿Qué puede aportar una mujer al MPF?
Desde mi perspectiva en narcóticos, obtener información confiable es crucial y los civiles o informantes confían mucho más en las mujeres que en los hombres. Además, antes también era raro ver mujeres en operaciones encubiertas, por lo tanto, teníamos una ventaja adicional. Ahora es bastante más común. En general, diría que las mujeres son más persistentes en su trabajo y son más meticulosas y excelentes en las negociaciones y la mediación.
¿Cómo está evolucionando el MPF en términos de integración de género en el servicio policial?
Bueno, cuando comencé en el 85 había un 2.2% de mujeres en la fuerza policial y ahora hay un 9.6%. Poco a poco, las mujeres van siendo reconocidas por su ventajas comparativas y habilidades.
Ahora se nombran oficiales de investigación femeninas en la mayoría de los municipios de Yangon para ser el punto focal de los delitos relacionados con mujeres y niños. También hay muchas mujeres a cargo de la mediación, negociación y recopilación de datos de inteligencia.
En general, diría que las mujeres son más educadas y están mejor equipadas, ya que los requisitos de ingreso son más rigurosos (se necesita al menos un título de 2 años). Por otro lado, las mujeres en la policía también tienen más oportunidades de integrar ramas policiales no tradicionales.
¿Cuál es la principal barrera para las mujeres en el MPF?
El acceso a roles dominantes; no importa cuán capaz seas, esto sigue siendo prerrogativa de los hombres.
¿Cómo ve el futuro de las mujeres en el MPF?
Dado que las mujeres tienen que elegir entre tener una vida matrimonial o el MPF, dudo que la situación evolucione a corto plazo. Sin embargo, puede haber alguna esperanza en el futuro. Aunque es un proceso lento, en Myanmar, las mujeres de la nueva generación están decididas a ascender.