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07 febrero 2019
Posteado en : Entrevista
Shamima Muslim, especialista del proyecto ARAP, reflexiona en esta entrevista sobre el papel de los medios de comunicación cuando plantean temas de corrupción, particularmente en el caso de Ghana
Como trabajadora de los medios de comunicación y especialista del proyecto ARAP (Rendición de cuentas, Estado de Derecho y Anticorrupción de Ghana), financiado por la Unión Europea y gestionado por la FIIAPP, ¿crees que los medios de comunicación abordan el tema de la corrupción?
Desde que empecé en los medios de comunicación, desde 2008, hemos venido reflexionando sobre esto. Incluso desde antes, la corrupción siempre ha sido un tema clave, especialmente en el tiempo electoral. Todos los políticos, los partidos políticos, que hacen campaña y llegan al poder siempre lo tienen en el punto de mira, luchan contra la corrupción en sus discursos públicos y exhiben la necesidad de rendir de cuentas. Así que reconocemos que existe.
¿Y crees que los medios son sensibles a la corrupción?
No hemos dado lo mejor. Bueno, a lo mejor hemos dado lo mejor, pero lo mejor no ha sido suficiente. Como los medios de comunicación son una industria de noticias, cuando aparece un nuevo gran tema de corrupción inmediatamente se cuenta todo, pero luego la gente continúa con su vida y sus problemas y para el siguiente informativo ya se han olvidado: creo que tenemos que desarrollar una cultura que sea ligeramente diferente a la cultura del puntero y Google, que es lo que hemos estado haciendo.
¿Crees entonces que los medios deben tener un rol más activo y más permanente en temas de corrupción?
Los medios de comunicación tienen que hacer más de lo que están haciendo ahora mismo porque tanto los medios, como los que trabajamos en ellos, deberíamos ser los ojos de la sociedad.
Los medios de comunicación masivos son una poderosa herramienta de socialización. Si los utilizamos de manera eficiente vamos a conseguir que los ciudadanos sean conscientes de muchas cosas: de los casos de fraude, de robo, de hinchamiento de contratos… De todas estas cuestiones que merman los recursos públicos e impiden a los actores del Estado hacer las inversiones correctas en los servicios sociales.
Pero necesitamos apoyo, por ejemplo, apuntando hacia ciertos prescriptores clave de los medios de comunicación y haciéndolos parte de este proceso consistente en exigir responsabilidades a los líderes. Comunicadores que dirigen magazín de la mañana, profesionales que hacen programas de noche, profesionales que hacen informativos… Necesitas que sean parte del proceso. Y así conseguimos un aliado que tiene el poder del micrófono y que es capaz realizar las preguntas importantes. gracias al punto de vista que han adquirido.
¿Qué papel puede jugar la nueva comunicación, las redes sociales, en esa sensibilización?
Información, información, información. Las redes sociales son el futuro, pero también debemos recordar que no todo el mundo está en las redes sociales. El acceso a Internet todavía es muy caro en la mayor parte de África y virtualmente inexistente en algunas comunidades. Así que, a lo mejor, no eres capaz de utilizar las redes sociales para una apropiada movilización general de la sociedad, de ciudadanos, procedentes de los diferentes estratos económicos. Especialmente si quieres una acción colectiva general.
Pero aún así las redes sociales son muy útiles: hemos visto lo que ha sucedido en Ghana. Hemos visto campañas en las redes sociales que han obligado al Gobierno a cambiar ciertas políticas. Cuando el gobierno quiere introducir una nueva política y nosotros decimos que es una mala idea… Hubo un caso donde el Gobierno decía: “si no haces el pago de tu licencia de televisión tendrás que ir a juicio”. Todo esto trajo un gran revuelo público: fue una campaña hecha puramente en redes sociales. Influencers y gente joven de las redes sociales protestaron y protestaron. En unas horas, o un día o dos, se anunció que esa política no se iba a implementar.
Así que las redes son una herramienta poderosa para movilizar a un cierto grupo de gente que comparte las mismas ideas, que están un poquito más informados. Hay algunas personas que son influencers en las redes sociales y que, cuando abren debates en sus muros, se generan discusiones.
¿Qué consigue la ciudadanía con todo esto?
Si los medios de comunicación juegan su rol, nosotros, los ciudadanos, seremos capaces de obligar a nuestros líderes a rendir cuentas, porque ellos saben que los medios de comunicación les estarán vigilando, de forma permanente, hasta que las cosas se hagan bien.
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13 abril 2018
Posteado en : Reportaje
El proyecto ARAP Ghana apuesta por involucrar a la población desde las instituciones. El África subsahariana es, según Transparencia Internacional, la región peor valorada al respecto
“Tener que pagar por algún servicio al que tengamos derecho, ¿crees que eso es corrupción?”, Bárbara Mensah pregunta a los ghaneses por uno de los problemas más relevantes de nuestro tiempo. Es una de los Oficiales de Educación Cívica encargados de investigar la percepción que se tiene sobre la corrupción en Ghana.
“Voy a preguntar sobre ciertas prácticas, me contestas si piensas que es corrupción o no”, Jafaru Omar es otro de ellos. Con un cuestionario, varios enviados de la Comisión Nacional de Educación Cívica de Ghana (NCCE) recogen la opinión de los ciudadanos en diferentes zonas del país.
Sobre el terreno, ya se deja entrever el resultado: tras 8672 respuestas, más de la mitad de los encuestados (58,4%) han sido testigos de alguna forma de corrupción. Henrrieta Assante-Sharpong es la directora de la investigación: “los resultados indican que aunque los ghaneses sean conscientes de la corrupción, tienen muy poco conocimiento de las diferentes formas en las que se puede ejercer”.
La NCCE nació con el objetivo de sensibilizar a la población: “nuestras vidas están retrocediendo. No tenemos carreteras, no hay corriente eléctrica. Los recursos que se llevan a través de la corrupción se podrían haber utilizado para esos servicios”, comenta Aluliga Malpang, agricultor de la Comunidad Tengzuk. El África subsahariana es la región peor valorada en cuanto a corrupción, según el último informe de Transparencia Internacional.
Cooperación frente a un contexto desfavorable
El informe sobre el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) clasifica 180 países y territorios según los niveles percibidos de corrupción en el sector público, usando una escala de cero a 100, donde cero es altamente corrupto y 100 muy transparente.
Nueva Zelanda y Dinamarca ocupan los primeros lugares en 2017, con puntuaciones de 89 y 88 respectivamente. Siria, Sudán del Sur y Somalia tienen las puntuaciones más bajas con 14, 12 y 9 respectivamente. Ghana ocupa el puesto número 81, con 40 puntos. Una valoración por encima de la media de la región subsahariana (32 puntos).
No obstante, el estudio muestra que más de dos tercios de los países obtuvieron puntuaciones por debajo de 50. Transparencia Internacional trabaja global y localmente en más de 100 países del mundo: “dando voz a las víctimas de la corrupción, trabajando con gobiernos, empresas y ciudadanos para detener el abuso de poder o el soborno”. Y destaca que la mayoría de los países están haciendo poco o ningún progreso para acabar con la corrupción.
Ghana no quiere que sea su caso. La iniciativa forma parte del programa ARAP Ghana, “Rendición de cuentas, Estado de Derecho y Anticorrupción de Ghana”. Un proyecto de apoyo a la transparencia que tiene como objetivo reducir la corrupción y mejorar la rendición de cuentas del país africano. Durante 4 años y medio, la FIIAPP gestiona este proyecto financiado por la Unión Europea, en colaboración con GIZ (Alemania) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
“Quiero ayudar a solucionar el problema de la corrupción”, Joseph Samuel Bebefiankom es estudiante en Kwashieman (Accra). Como él, otros ciudadanos: “se puede reducir, se puede rebajar”, “dará trabajo a mucha gente”, “aportará desarrollo a la nación”. Saben lo que quieren conseguir, pero no saben cómo.
Diferentes instituciones públicas ghanesas como la NCCE, en colaboración con la FIIAPP, han diseñado una estrategia que involucra a la población, entre otros actores, en la lucha contra la corrupción. Una de las prioridades de ARAP Ghana es concienciarlos sobre la importancia de denunciarla.
Más líderes comprometidos, menos corrupción
El blog África no es un país recuerda a partir del mismo informe que “2017 ha visto la caída de varios gobernantes acusados de favorecer la corrupción”. Yahya Jammeh en Gambia, José Eduardo dos Santos en Angola, Robert Mugabe en Zimbabue y, ya en 2018, Jacob Zuma de Sudáfrica.
George Obeng Obei es otro de los Oficiales de Educación Cívica: “la gente que no tiene demasiado nivel de educación no conoce cómo funcionan las cosas en las asambleas y en muchas instituciones. Pero creen que allí hay elementos de corrupción”, comenta. Que no sepan cómo se ejerce, no quiere decir que no la vean. Saben, perciben, según Obeng Obei, que las cosas sólo se consiguen con dinero. Y hay que cambiar esa mentalidad.
Según Transparencia Internacional, es el momento para una “redefinición” del problema en África. Ya que en algunos casos, el IPC muestra un “futuro esperanzador” para el continente. A pesar de ser la peor región en conjunto, existen países con un progreso notable. Como Botswana (61), que obtiene una mejor puntuación que España (59).
La clave, según la organización, es que estos países tienen “un líder político comprometido en la lucha anticorrupción». Lo que les hace dar un paso más al asegurar el desarrollo de las leyes e instituciones al respecto. Ghana está haciendo esfuerzos en este sentido, el gobierno ha creado el Plan Nacional de Lucha contra la Corrupción de Ghana (NACAP) en el que se enmarca el proyecto.
Si además se hace partícipe a la población, el éxito está más cerca. Lo sabe la presidenta de la NCCE, Josephine Nkrumah, que valora la investigación realizada en el país: “NCCE va a usar ese informe para crear actividades de educación cívica. Hay que involucrar tanto al sector público como al privado para ganar la batalla. Y más importante aún, hay que involucrar a cada ghanés y a cada ghanesa”.
“Ganar la lucha contra la corrupción” es el lema de la Unión Africana (UA) para 2018. Una frase que podría extrapolarse a casi todo el mundo. Y que parte de la premisa de que “la corrupción recompensa a aquellos que no cumplen con las reglas, destruyendo todos los esfuerzos de una gobernanza constructiva, justa y equitativa”.
Recorre las zonas de la investigación en Ghana en este vídeo: