24/05/2022
La UE ha aprobado una ayuda para mejorar la clasificación de personas privadas de libertad y la capacitación del personal penitenciario
Quito ha acogido la Primera Conferencia de Consenso en el ámbito penitenciario. En este encuentro se ha anunciado una ayuda económica para luchar contra la crisis carcelaria a la que hace frente Ecuador. La conferencia se ha realizado para generar debate, diálogo y recomendaciones para abordar los retos del sistema penitenciario ecuatoriano.
El gobierno ecuatoriano ha liderado el evento a través del apoyo del programa europeo EL PAcCTO.El objetivo es generar un espacio de debate entre varios actores de la sociedad, como organizaciones civiles o entidades gubernamentales. Más de 400 personas privadas de libertad han muerto en enfrentamientos entre bandas organizadas en las cárceles en los dos últimos años. Este dato deja ver dos de los grandes problemas del sistema penitenciario ecuatoriano: el hacinamiento y la falta de clasificación.
En este sentido, la UE aportará una ayuda de 2,5 millones de euros obtenidos de fondos de emergencia para la capacitación y especialización del personal penitenciario, así como la consecución de herramientas para mejorar la clasificación de las personas privadas de libertad. Esta ayuda se gestionará a través de EL PAcCTO. El director del proyecto europeo, Xavier Cousquer, reconoce que, aunque en Europa es habitual la clasificación de los reos según su perfil, lo deseable sería que en Latinoamérica se hiciera “en función de su pertenencia a un grupo organizado”, pero la falta de recursos, la corrupción y la legislación actual impide que sea así.
Según el Servicio penitenciario ecuatoriano (SNAI), la población privada de libertad en septiembre de 2021 era de 38.700 presos, que estaban repartidos en 36 centros penitenciarios con una capacidad para 30.000. Es por eso que, entre las propuestas recogidas durante la actividad, se encuentran la aplicación de medidas alternativas a la privación de libertad para controlar el hacinamiento y habilitar espacios que sean pabellones de máxima seguridad. De hecho, Cousquer asegura que “hemos olvidado colectivamente que la privación de la libertad es el último recurso y no puede ser el único castigo”.