30/03/2022
El objetivo de la 7º fase de CADAP es reducir la demanda de drogas entre los grupos vulnerables a través de un enfoque basado en el género y los derechos humanos
El consumo de drogas y el tráfico de sustancias ilícitas es un problema global, pero afecta especialmente a algunas regiones como Asia Central. Casi el 80% de las incautaciones mundiales de opiáceos realizadas en 2020 se desarrollaron en Asia. Allí se produce el 90% del suministro de opio ilícito mundial, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Para afrontar esta situación, la FIIAPP y el Plan Nacional Sobre Drogas se han unido en un proyecto de cooperación pública internacional: la 7º fase del Programa de Reducción de Drogas en Asia Central (CADAP). El objetivo del proyecto europeo es desarrollar políticas que reduzcan la demanda de drogas y luchen contra el tráfico ilícito de sustancias y delitos conexos
Más de un centenar de personas han participado hoy en el acto de presentación, entre ellos las principales agencias beneficiarias, las embajadas de los países de Asia Central, los Estados miembros de la UE y las organizaciones internacionales que trabajan en materia de seguridad y reducción de drogas.
Mercedes Millán, Encargada de Negocios ad interim en la República de Kazajstán, la República Kirguisa y la República de Tayikistán, Jorge Urbiola López de Montenegro, destacaba en el acto la movilización del conocimiento y la experiencia del Plan Nacional sobre Drogas de nuestro país y otras instituciones europeas a través de la FIIAPP, y destacó que “CADAP 7 refleja la continuidad del compromiso a largo plazo de la UE con los socios de Asia Central para ayudar a reforzar sus planes nacionales de reducción de la demanda de drogas y seguir cooperando en el desarrollo de políticas de drogas integradas y equilibradas”.
La Subdirectora General de Relaciones Institucionales de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (DGPNSD), Elena Álvarez Martín, presentó el papel del Plan en el ámbito internacional, insistiendo en la necesidad de trabajar en un contexto de colaboración internacional, y compartió el enfoque de las políticas de adicciones en España basado en una perspectiva de salud pública, que se asienta en el respeto a los Derechos Humanos, a los principios de equidad y universalidad, y a la necesaria proporcionalidad de las consecuencias jurídico-penales de los delitos relacionados.
El vice embajador de la UE en Kirguistán, Raimonds Vingris, destacó que la estabilidad y la seguridad son prioridades en la nueva Estrategia europea para Asia Central: “la UE buscará nuevas vías para intensificar la cooperación con la región con el fin de combatir el crimen organizado, el tráfico de migrantes y de sustancias ilícitas. La UE seguirá cooperando para desarrollar una política integrada y equilibrada de reducción de la demanda de drogas al tiempo que se aborda la oferta y el crimen organizado relacionado”, dijo. Europa es la segunda región del mundo en consumo de sustancias. La UE ha hecho un gran esfuerzo durante los últimos años para combatir la entrada de sustancias ilícitas en su territorio. Con el programa CADAP, financiado con 6,8 millones de euros, la UE ha apoyado a los gobiernos de Kirguistán, Kazajistán, Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán en la aplicación de medidas para reducir la demanda de drogas y promoviendo iniciativas de prevención, pero también mejorando el trato de las instituciones públicas a los consumidores de drogas de Asia central.
“La FIIAPP seguirá cooperando con los países de Asia Central para garantizar la reducción del consumo de drogas, el crimen organizado y delitos conexos. Durante los próximos años seguiremos movilizando a especialistas de las instituciones españolas y europeas e intercambiando experiencias para acompañar a los gobiernos de los países de la región a luchar contra el problema de las drogas, siempre con una perspectiva de género”, aseguró Peggy Martinello, directora del área de asuntos sociales y administración pública de la FIIAPP.
Tras la covid, el consumo y el tráfico de drogas han experimentado cambios, y sus efectos podrían estar favoreciendo la expansión de los mercados de drogas, a la vez que podrían haber reducido el acceso al tratamiento para muchas personas. Con la nueva fase, que se extenderá hasta 2024, se pretende continuar con las políticas de reducción de demanda de drogas entre los grupos vulnerables con un enfoque de género y basado en los derechos humanos. Asimismo, el programa se centrará en las nuevas sustancias psicoactivas, la atención a las personas migrantes y el consumo de drogas entre los jóvenes, y analizará las consecuencias que la pandemia ha tenido sobre el tráfico y consumo de sustancias en los países de Asia Central.