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14 marzo 2014
Categoría : Opinión
Egipto y España, unidos por un consumo seguro
Dos años de apoyo al consumidor egipcio para modernizar su mercado y su sociedad
Este 15 de marzo, Día Mundial de los Derechos del Consumidor, se clausura en El Cairo un proyecto de cooperación entre Egipto y un consorcio integrado por España, Alemania y Francia para la protección de los consumidores del país norteafricano: “Reforzamiento de la red de protección al consumidor y mejora de las capacidades de la Agencia de Protección del Consumidor”. La FIIAPP ha participado en la gestión del proyecto desde su creación, en 2012, con el que se ha conseguido el avance de la sociedad egipcia a través de un consumo con garantías.
Desprotección, inseguridad y descontrol eran algunos de los problemas habituales ante los cuales se encontraban los consumidores egipcios a diario. El gobierno egipcio quiso poner fin a esta situación en 2006, año en el que se creó la primera ley protectora del consumidor. Esta ley trajo consigo el nacimiento de la primera Agencia de Protección del Consumidor (CPA) un año más tarde. A partir de este proyecto, se han fortalecido todas estas iniciativas.
Si algo hay que destacar de esta cooperación es la habilidad que han tenido las instituciones para lograr el éxito partiendo de culturas tan distintas entre sí, tal y como señala Alejandro Salcedo, director español del proyecto: “Cabría destacar el valor añadido de un enfoque plural como es el que ha se ofrecido desde Alemania, Francia y España con sistemas organizativos diferentes, pero que ha permitido establecer sinergias y, especialmente, una oportunidad de mejores prácticas en cada uno de ellos según áreas de actividad y gestión”.
Los egipcios han visto cómo ha mejorado su vida con productos de calidad, más higiénicos y salubres, y han logrado cambiar la imagen de sus productos, lo cual es muy importante si se tiene en cuenta que el turismo es uno de los principales motores económicos del país.
Proyección de futuro
La actividad de FIIAPP se hace patente en la educación, el mercado, la sanidad, el turismo, la industria y el derecho, ya que crea un efecto dominó que provoca que los avances en el consumo se extiendan a todos los ámbitos. Mayor protección genera más seguridad, confianza y modernización. El líder español del proyecto indica que estos beneficios no son temporales, sino que están creados para que perduren en el tiempo y van a poder extenderse a otros países. “El enriquecimiento del intercambio de experiencias y el establecimiento de cauces de cooperación entre los países participantes pueden dar sostenibilidad futura a los resultados del proyecto en el futuro”, puntualiza.
Estos progresos son visibles a todos los niveles, ya que mejoran el funcionamiento de las instituciones y fortalecen la imagen de Egipto en el mundo, así como afianzan los lazos entre Egipto y la Unión Europea.“Es previsible que al aumentarse los niveles de intercambio comercial con Egipto se requiera una aproximación convergente en materia de protección del consumidor, y que a su vez, ésta pueda extenderse a otros países africanos de la región, potenciando con ello la creación de redes comerciales más densas y complejas”, concluye Salcedo. El Proyecto es un claro ejemplo de cómo la protección de los derechos ciudadanos mejora la vida de la población y sirve como modelo para los países de su entorno.
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