25/06/2014
Esta semana ha finalizado el proyecto de control de emisiones contaminantes por barcos en Turquía gestionado por la FIIAPP con el que el país euroasiático se ha sumado, del mismo modo que la Unión Europea, al Anexo VI del Convenio Internacional para prevenir la contaminación por los Buques (MARPOL) de la Organización Internacional Marítima (IMO).
Con esta rúbrica, Turquía puede y está obligada a controlar las emisiones de óxido de azufre y nitrógeno y las emisiones de las sustancias que destruyen la capa de ozono producidas tanto por los buques nacionales como por los extranjeros que, entre sus consecuencias más graves, afectan a la salud de la población. Todo un éxito para intentar reducirlas si se tiene en cuenta que Turquía no contaba con ningún tipo de regulación al respecto cuando es un país estratégico para la navegación mercante con puntos como el estrecho del Bósforo. Cada año, pasan por allí 50.000 buques, el mismo número de barcos que circulan por el mundo.
“Esto no significa que todos los barcos del mundo pasen por el Bósforo, pero sí que pasan tantos barcos como todos los que hay en el mundo”, subraya a modo de reflexión Cibrán Fernández, el Consejero Residente de la FIIAPP encargado de coordinar este proyecto. El equipo de este hermanamiento ha calculado que en 2013 en esta zona y en el estrecho de Dardanelos y el mar del Mármara se produjeron 40.000 toneladas de partículas de óxido de azufre y 8.500 toneladas de materia particulada, que comprenden gases, humo, polvo y aerosoles.
Según la Comisión Europea, los barcos que transportan mercancías generan alrededor de mil millones de toneladas de emisiones contaminantes al año. Además, se ha calculado que en toda Europa esta contaminación es muy nociva para el sistema respiratorio y cardiovascular y que produce 50.000 muertes prematuras al año. Las emisiones pueden alcanzar la tierra desde 400 kilómetros de distancia. En el caso de la ciudad costera de Estambul, hay 15 millones de habitantes.
La aprobación del anexo seis del MARPOL se ha hecho bajo el paraguas del hermanamiento entre el Ministerio de Fomento de España y el Ministerio de Medio Ambiente y Forestal de Turquía, gestionado en su totalidad por la FIIAPP. Además de este logro, el proyecto ha llevado a cabo otra serie de actividades. “Se ha formado a sus inspectores para que puedan hacer cumplir esa legislación, se ha hecho un plan de acción específico para Turquía en reducción de emisiones y se ha elaborado una propuesta de zona de control para barcos en el Mar del Marma y en los estrechos del Bósforo y los Dardanelos”, explica Fernández.
Este proyecto finaliza tras dos años de trabajo subvencionado con un millón de euros procedentes de la Comisión Europea y ya está dando sus frutos para que en el 2015 haya reducido un 25% sus emisiones. “Creo que va a tener grandes beneficios en términos de calidad del aire para millones de personas, para los entornos naturales y para el patrimonio cultural, que también se ven afectados”, concluye el experto de la FIIAPP.